Volaron los manteles y el domingo se hizo espacial.
Después de comerse el yogur del postre, y como ninguno de los dos conducía, aprovecharon la posibilidad que les brindaba el vasito, y el reciclaje, para desplazarse en globo.Volaron en alas de la fantasía, mientras tiraban al vacío los tópicos del amor y escribían sus propios cuentos. Cambiaron el miedo a volar de él, por un intrépido sentido de la aventura, y el pánico de ella a enamorarse, por un corazón celebrando la jornada de puertas abiertas.Metaforizaron con fervor y con humor.Pasaron la tarde adquiriendo una visión panorámica de cuanto les rodeaba, cuestionando todo lo aprendido, sobrevolando cielos de sales y mares de nubes.Subieron la apuesta, doblaron altura, salieron a la cosmopista.
Y así fue como, al caer la noche, habían dado la vuelta al mundo en 80 fantasías, y una siesta.Una siesta juntos.
