miércoles, 2 de julio de 2014

• ¿Por qué debería comer un dulce?

El día que la frase ''hay más tíos que días de verano'' dejó de tener sentido


                                           Dramas del mundo desarrollado.



Tu mejor amiga lo deja con su novio.Te pasas horas consolándola y, en algún momento, casi sin darte cuenta, sueltas la frase de consolación sentimental por antonomasia  tienes que salir, conocer chicos nuevos, hay miles de tíos ahí fuera esperándote. Mientes.Y lo sabes.Y ella también lo sabe. No es que la población masculina se esté extinguiendo, que nadie se alarme - ¡o sí! -. Tampoco es que tu amiga sea difícil de ver, como para que un hombre se fije en ella. Es peor. Hay más tíos que días de verano, pero, ¿hay más tíos HETEROS que días de verano? La respuesta parece ser no.
Hagamos un breve estudio de mercado: ¿cuál es la probabilidad de que encuentres un hombre hetero que pueda/merezca ser considerado pareja? - he dicho pareja, no animal de compañía-. Si analizamos el mercado, la mitad resulta ser gay.Y la otra mitad se divide entre los que se consideran bisexuales - otro target que cotiza al alza-, los metrosexuales - el armario es territorio soberano de la mujer e inviolable, ¡desde que el mundo es mundo!, las camisas de cuadros os caben perfectamente en un par de cajas, #unpoquitodeporfavor-, los denominados menchild -anteriormente conocidos como Peter Pan-, los que se llaman Juan y los que son gilipollas - directamente, sin paños calientes-. No es por invitar al suicidio colectivo, pero, queridas, la cosa está jodida. Es más fácil encontrar tu prenda favorita en las últimas rebajas, que un tío que valga la pena y que no resulte ser gay -por cada mujer que sufre por amor, hay una tienda Inditex cerca, por eso #GodsaveAmancio; algún día escribiré un bestseller bajo el título Amancio, el último hombre que amaba a las mujeres.

Por si no me creéis para muestra un botón. O una historia:

Mi mejor amiga decide pasar página, superar su última ruptura sentimental - aquel Jorge secundó mi teoría #quejoderseescibaconjotanoescasualidad- y conoce a un chico.A priori éste cumple todos los requisitos: su nombre no empieza por jota, no contesta con un jeje, tampoco abusa de los emojis, sabe escuchar, invita a confiar en él, sabe hacer reír ... parece que la sonrisa de mi amiga vuelve a tener nombre de hombre.Hasta que salta la alarma:  cree que es gay. Creo que es gay.
Pero, ¿realmente es gay o se trata de un mecanismo de defensa cobarde - por parte de mi amiga- para no dejarse llevar y volver a sufrir? Puede que os parezca descabellado, pero somos muy dadas a ello.Podríamos escribir el manual de defensa personal que obligaría a los psicólogos a hacer terapia.
Después de las cosquillas en el pelo, de que buscara mucho contacto físico, de que se invitara a su casa a sesiones de cine interminables, de buscar siempre el momento para estar los dos solos, de horas de conversaciones absurdas, parecía que iba a dar el paso:

- ¿Quedamos mañana a tomar un café? Los dos solos ... quiero confesarte algo...
-Vale ... yo también tengo algo para confesar...

La tranquilidad que suele caracterizar a mi amiga desapareció desde que recibió ese mensaje, hasta que...wait, ahora que lo pienso, no sabría decir si ya la ha retomado.
Llegó la hora del café. Y cuando todos pensábamos que iba a declararse - de hecho, tenía el tubo de confetti y pétalos preparado para hacerlo explotar-, ocurrió:

-  Bueno, ya estamos aquí ... los dos solos ... ¿me vas a decir ya lo que me querías confesar?

Contra todo pronóstico, la chica tímida a la que le daba vergüenza hablar por teléfono, de pronto había decidido llevar las riendas de la situación, presa de la inminente felicidad que presentía iba a sentir.

- ¿ De verdad no te lo imaginas ?
-Algo intuyo, pero ... dímelo tú ...
-Joder, ¿qué quieres?, ¿que saque la banderita del arcoiris?

Golazo.Colgado directamente en el travesaño.Imparable.Ríete tú del gol de Iniesta que nos hizo campeones del mundo. O de los goles de Messi y Di María en el último minuto del alargue.
Lo peor no ha sido que él resultara ser gay. No. Lo peor ha sido no poder consolar a mi amiga con la frase de consuelo por antonomasia  ¡no te preocupes!, hay más  tíos que días de verano! Así que, víctima del presente que nos toca vivir, no me quedo más remedio que contestar a sus incesantes  ¿por qué?, ¿por qué para una vez que encuentro un tío que vale la pena, tiene que ser gay? ¿por qué? con un 

-Toma,cómete un dulce cariño... 
-¿Por qué debería comerme ahora un dulce?
-Porque el dulce nunca va a ser gay ...


No sé si encontraréis a vuestro hombre ideal. Ni siquiera estoy segura que vaya a haber hombres heteros suficientes para todas. Parece improbable. No imposible. Ojo. Apuesto a la palabra improbable, porque deja un resquicio a la esperanza. Y porque lo improbable es por definición probable.
Lo que sí os puedo asegurar es que cuando tu mejor amiga sufre por amor, tienes la obligación de contar su drama en forma de comedia para que, aunque sea por un instante, vuelva a reír. Porque no hay nada como reírse, aunque sea de uno mismo.



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